Las mezclas de productos químicos que se utilizan en la fabricación de petardos generan gran cantidad de gases y de calor. Si estos productos pirotécnicos se encierran dentro de un recipiente de papel o cartón, la presión que se genera al arder rompe el artefacto, generando una onda expansiva que al llegar a nosotros escuchamos en forma de explosión.
Sabemos que el sonido se transmite a través de la atmósfera terrestre a una velocidad de 343 metros por segundo (m/s) cuando la temperatura es de 20 grados centígrados (ºC) y con el 50% de humedad.
Si asistes a un espectáculo pirotécnico y ves la luz de una explosión, el sonido te llegará transcurrido un tiempo. Si mides con un reloj el tiempo de retraso, sabrás la distancia a la que ha explotado el artefacto. Por ejemplo, si la explosión llega después de cuatro segundos de ver el fogonazo, la distancia es de:
343 m/s x 4 s = 1.372 m
Por este mismo procedimiento, calculando el tiempo que tardas en escuchar el trueno de un rayo, podrás calcular la distancia a la que está produciéndose una tormenta.
En otro momento explicaremos la diferencia entre un cañón y un cohete, pero adelantamos que si hacemos un agujero a un petardo y encendemos la mecha, los gases saldrán al exterior. Entonces, no se produce una explosión, y por el principio físico de acción y reacción el petardo se convierte en un cohete.